lunes, 19 de diciembre de 2011

Inmóvil...


Así estoy. Como un árbol petrificado. Así me dejas. No permites movimientos en mi. Apenas creo que lo logro, cierras la puerta… Apenas creo ver algo, la luz se apaga…es todo tan confuso que no me deja dar ningún paso. Pero quiero hacerlo. No renuncio a ello.

A veces creo que es la mejor jugada que puedo hacer, como en un tablero de ajedrez… Pienso cada movimiento y cuando creo que es lo correcto, que es la estrategia segura y la que me dará la victoria, vuelvo al mismo lugar.
Miedo a qué encontrar? No!!! Temor a volver con las manos vacías diría yo luego de varios intentos.

Así estoy, así me dejas, sin poder siquiera dar un solo paso. No avanzo, pero tampoco retrocedo. Si abandono, ¿qué clase de jugador hace eso?, qué clase de participante deserta en la mitad del juego? Como soldado que huye del campo para sobrevivir, ésa será la justificación. Mediocre. Esa es la verdad.
Mas, permanezco aquí, en algún momento se abrirá una celosía. Algo que me permita ver y seguir avanzando.


Hoy solo escribo versos, esperando el momento de actuar.