domingo, 15 de abril de 2012

Brújula

Te miro, y eso me basta...



Niebla en la mente que no dejan traspasar ni siquiera un rayo de luz,
en pleno camino el Norte se ha perdido o más bien, él se ha perdido del Norte.
Grita pidiendo auxilio pero la voz se vuelve hacia sí mismo.
Ya no puede, ya no siente, el Tiempo le ha absorbido y sólo le quedan efímeras gotas de suspiros.


A veces mejor dormir, a no encontrar el camino. Vaya pensamiento...Parece el de un muerto vivo!
Sigue buscando y apenas va aclarando el día, se aclara al sol y al claro del alma: sus ojos le dicen todo. 


Piensa perdido dónde ha estado tanto tiempo, y en el tiempo que ha estado, qué ha hecho consigo mismo.


El tiempo, la niebla, sus ojos lo envuelven de tal manera que no puede volver atrás, pero tampoco  quiere el mismo camino: Sin embargo no hay huellas, es arriesgado y se arriesga pero siente que vale la pena. Sus ojos valen la pena.


Un destino, eso busca... Carga una maleta tras de sí que se le hace difícil llevar. Mejor sería tirarla, dejarla caer. Al diablo con ella! Caminar es todo un arte cuando se hace con carga. Las espaldas vacías son más placenteras y generan una sensación de poderlo todo.


Quizás ahora se haga más fácil encontrar el camino.
Mira al Norte, sólo el recuerdo de sus ojos le guían hacia no sabe dónde... pero confía en ellos...