sábado, 28 de abril de 2012

Firma

Tantas veces vi que te alejabas que ya no lloro con tus despedidas. Río del destino y de lo que haces: de lo que inventas para sobrevivir y de lo que nos ha sucedido a los dos. Quizás fría, como un muerto, quizás muerta como objeto. Quizás objeto de tu juego. Pero he jugado tu juego y no me has vencido. 
A veces lloro a escondidas hasta de mi misma... Alejo las imágenes que pretenden volver... Hay cosas que uno no se puede permitir. 
Tantas veces me morí... Tantas...
De pie, así dicen que hay que estar. Que "la imagen vale más que mil palabras", que "las apariencias engañan", que "la primera impresión  es la que cuenta", que "sólo se vive una vez"... Cuántas frases para llenar tantos huecos del alma!!! de la presencia, de la necesidad...
La imagen no es nada sin palabra, las apariencias suelen mostrar lo que hay en el fondo de la persona, la primera impresión no es la que cuenta, uno vive y muere muchas veces... Mi sexto sentido se agudiza cada vez y está sometido a comprobación a cada segundo de tiempo. Ya no dudo, afirmo... 

Quién depende de otro? Quién se derrumba ante una ausencia? Quién se asusta frente a la soledad? Quién huye de la caída? Quién?....

Yo no soy ella!



Firma: La mujer que estará en tu mente durante toda tu vida (Díselo!)

viernes, 20 de abril de 2012

Sujetos sujetados. Aportes para desnaturalizar las prácticas de control sobre los cuerpos en las escuelas


“Cuando pienso en la mecánica del poder,
 pienso en su forma capilar de existencia,
en el punto en el que el poder encuentra
el núcleo mismo de los individuos,
alcanza su cuerpo, se inserta en sus gestos, actitudes,
sus discursos, su aprendizaje, su vida cotidiana”.
(M. Foucault)






El sujeto sujeto a, el Ser ligado a una estructura, a algo que lo aprisiona, lo contiene, lo posee, lo norma, lo dice y en fin, lo sujeta.
La historia así lo demuestra: los mecanismos de control de los cuerpos han perdurado a lo largo de los tiempos, independientemente del contexto social, gobierno, espacio, etc.. Tampoco son propios de la escuela pues se hacen presentes en cada una de las instituciones de la sociedad.
Partir de este supuesto implica desnaturalizar tales prácticas,  mirarlas bajo el ojo de la lupa, distanciarnos del objeto para ver mejor. Esa es la propuesta aquí y ahora.
La imagen que he seleccionado para el análisis de dichas prácticas corresponde a un acto escolar por el cumpleaños de la escuela. Los abanderados y sus escoltas representan a todas las instituciones presentes en el acontecimiento. Actual. Orgullosa de sí misma. Lo “natural”, lo que “corresponde”.
El discurso pedagógico y las relaciones que en ello se establecen están centrados, de alguna manera, en el cuerpo, en su control, en su normalización.  El acatamiento de las normas e instructivos que se marcan desde el discurso escolar tiene como objetivo al “buen alumno” para luego tener un “buen ciudadano”.
En la imagen se condensa parte de estas estrategias de control: la postura (casi inmóvil), la vestimenta que homogeiniza y distingue de los Otros, el decoro en la presentación, el elogio e importancia que cobran los símbolos patrios en cualquiera de nuestros acontecimientos, el silencio o la voz perdida en medio del todo, la presencia y selección de algunos alumnos que reciben el “premio” de llevar la bandera y de esta manera resaltar sus esfuerzos personales por ser mejores, la disposición psíquica, la tensión y la carga emotiva que conlleva ser partícipe de ello. En este sentido,  el discurso patriótico también buscó fomentar un modelo de hombre homogéneo y que responda a una cultura nacional. Instaurado muy fuerte, es uno de los discursos que más influencia han tenido y sigue vigente. Bien fundamentadas en las concepciones tradicionales de la escuela donde se sostiene el orden como forma saludable de progreso y vida institucional, las apariencias en estas prácticas de control cobran gran importancia y sobreviven a pesar del tiempo.  ¿Qué se busca con ello? Domesticar los cuerpos, crear cuerpos dóciles (parafraseando a Foucault) bajo un control minucioso del mismo en cada uno de los detalles lo cual garantiza la sujeción permanente del sujeto y lo hacen útil, apacible, ordenado, lo captura y le crea el doble.
Desnaturalizarlas implicaría discutirlas, problematizarlas, “alterar el orden”, pues tan natural es que nos sometemos y vivimos en ellas como algo dado, preestablecido que no se puede cambiar, como la única realidad posible. Sin embargo, no podemos ver al cuerpo como algo aislado de la complejidad que lo rodea y lo hace, sí lo entendemos como una construcción histórica que responde a intereses que lo van haciendo.
Volviendo a la fotografía y pensando desde ella se me ocurre preguntas como: ¿qué pensarán los sujetos que allí están? Acaso, yo también me pregunto acerca de mi misma. ¿Resistimos en algún momento tales imposiciones o lo aceptamos como se nos viene dado sin conciencia crítica? “Cada uno en su lugar”, “Hay que pararse al lado del banco para saludar”, “Hay que tomar asistencia para garantizar que los alumnos queden en las clases”, estas, entre otras son frases que aún se escuchan de los docentes y también las quejas sobre aquellos alumnos que se rebelan a las normas, que prefieren “salirse del lugar”, “saludar desde las sillas”, “no sentarse en la fila”, aquellos que quieren hacer escuchar su voz. Para McLaren (1998, 53-62) el cuerpo pretendido se deja leer en nuestros mitos y creencias, en nuestras metáforas corporales, en los rituales que propiciamos o en los rituales que hacen los propios escolares, también los profesores; unos y otros en sus ejercicios de resistencia.
La escuela ha estado impregnada por tanto tiempo del paradigma del consenso, de la disciplina corporal que ello requiere, de la visión del orden, de la eficacia lo cual no solo se ha quedado en el discurso de la organización de la institución sino que también se ha “incrustado” en el discurso de los cuerpos. La escuela es un entretejido de prácticas y estrategias para controlar a los sujetos que a ella asisten. Y que asisten en carácter de imposición.

“Nada es más material, más físico, más corporal que el ejercicio del poder” (Foucault,1999:105)

Como es el caso de la fotografía, los actos y ceremonias escolares han colocado en la escuela ciertos requisitos a los cuales adaptarse y obedecer.
Ahora bien, estas estrategias de control de los cuerpos que priman durante toda la historia de la escuela, también presentan resistencia por parte de los actores: Gramsci, por ejemplo, fue uno de los autores que prestó atención a la capacidad de réplica y autonomía de las clases subalternas con respecto a la cultura de la clase hegemónica y si bien se manifiestan ciertos referentes de imposición, la cultura que se pretende “dominar, “sujetar” a través de distintos dispositivos, juega con estos elementos llegando a la conclusión de que en muchos casos esas estrategias son aprehendidas y reelaboradas por ellos mismos para desenvolverse socialmente. No someterse a las normas refiere a sujetos “rebeldes”, “malos alumnos” que no aprenden, que no obedecen lo cual lo exteriorizan también con el cuerpo, con sus manifestaciones: gestos, palabras, movimientos, vestimenta. Ofrecer resistencia no es “bien visto” en las escuelas que tanto trabajan por eliminar el conflicto.
Desde aquí, propongo distanciarnos del objeto de análisis, de la naturalidad y pretendida neutralidad de la escuela y sus peculiares prácticas de sujetación. A propósito de ello hago sugerencias para que podamos abordar dicha problemática desde un ángulo crítico, reflexivo y alentador.
Primero, revisar la concepción de sujetos a la que adherimos y que subyace en nuestras prácticas, es decir, ¿qué sujeto quiero formar?, ¿qué moral quiero que ellos construyan?, ¿qué elementos brindo para dicha construcción?, ¿qué otras alternativas  aparecen frente a mis propuestas? Más aún, yo docente ¿tengo en claro mi lugar como agente transmisor de la cultura y las formas de apropiación de la misma? ¿Busco que mis alumnos se involucren en las tareas, actividades, propuestas, decisiones institucionales como agentes activos o más bien genero sujetos acatadores de la ley, pasivos, que no contemplen la posibilidad de su voz en cuanto a decisiones institucionales nos referimos?
Esto supone, a la vez, “una cultura institucional que aliente a los profesores a adoptar su rol de intelectuales transformadores” (Extraído de la clase 13 “Política y educación” FLACSO).
En segundo lugar, desmitificar la creencia de la escuela como un lugar neutro, libre de ideologías, creencias, un espacio apolítico. Instalar la mirada superadora que vincule constantemente los saberes, normas, concepciones que se desarrollan y movilizan en ella con la dimensión política y axiológica que atraviesa la misma.  Entonces, cabe la pregunta: Hoy, siglo XXI ¿qué sujetos queremos formar? La respuesta viene inmediatamente de intentar acercarnos a un modelo de hombre comprometido, libre, responsable, autónomo, crítico, que devele el autoritarismo implícito en la escuela  que abarca desde las normas de convivencia, hasta la curricula y la disciplina en los actos escolares. De pronto nos dimos cuenta que nada es neutro. Seamos pues, sujetos que deciden con voz propia, auténticos, capaz de transformarnos en esos ciudadanos comprometidos con la realidad social a la que pertenecemos.
Tercero, fomentar espacios para el debate entre docentes y alumnos donde se puedan abordar cuestiones de la vida institucional como son las normas, el sentido de pertenencia, el curriculum de clases, las expectativas tanto de uno como de otros, etc. No impongamos normas y/o reglas, hagamos partícipes de ello a los alumnos, discutamos, creemos espacios de intercambio y consenso que posibiliten la presencia de todos en todo lo que se pretenda realizar.
Siguiendo a Conell (1997) la búsqueda de “justicia curricular” me parece de suma importancia considerando la posibilidad de participación de aquellos  involucrados.
Promover espacios donde se pueda reflexionar sobre cuestiones como estas que aparecen en la foto: vestimenta, posiciones, palabras, símbolos y significados, donde los alumnos participen y sepan qué es lo que esta haciendo, por qué de esa manera, con qué elementos están trabajando y puedan someter a tela de juicio sus propias acciones.

“…La responsabilidad de los docentes es mantener el principio de no represión mediante el fomento de la capacidad para la deliberación democrática. Esta responsabilidad implica negociar con sus alumnos todo lo que afecta a sus aprendizajes y a la actividad conjunta del aula…”
(Casas Vilalta, Monserrat; Pág.: 21)


A modo de conclusión, dejar de mirar la escuela como un espacio inocente y promover en sus actores conciencias críticas que conducirán a sujetos comprometidos y responsables de lo que hacen y dicen. Evoquemos una cultura de sujetos autónomos que puedan repensar sus propias prácticas.


Trabajo elaborado en el marco de la evaluación de la Diplomatura en Curriculum y Prácticas escolares de FLACSO. La imagen no es la que se ha presentado en el original, sino que es meramente ilustrativa. 

domingo, 15 de abril de 2012

Brújula

Te miro, y eso me basta...



Niebla en la mente que no dejan traspasar ni siquiera un rayo de luz,
en pleno camino el Norte se ha perdido o más bien, él se ha perdido del Norte.
Grita pidiendo auxilio pero la voz se vuelve hacia sí mismo.
Ya no puede, ya no siente, el Tiempo le ha absorbido y sólo le quedan efímeras gotas de suspiros.


A veces mejor dormir, a no encontrar el camino. Vaya pensamiento...Parece el de un muerto vivo!
Sigue buscando y apenas va aclarando el día, se aclara al sol y al claro del alma: sus ojos le dicen todo. 


Piensa perdido dónde ha estado tanto tiempo, y en el tiempo que ha estado, qué ha hecho consigo mismo.


El tiempo, la niebla, sus ojos lo envuelven de tal manera que no puede volver atrás, pero tampoco  quiere el mismo camino: Sin embargo no hay huellas, es arriesgado y se arriesga pero siente que vale la pena. Sus ojos valen la pena.


Un destino, eso busca... Carga una maleta tras de sí que se le hace difícil llevar. Mejor sería tirarla, dejarla caer. Al diablo con ella! Caminar es todo un arte cuando se hace con carga. Las espaldas vacías son más placenteras y generan una sensación de poderlo todo.


Quizás ahora se haga más fácil encontrar el camino.
Mira al Norte, sólo el recuerdo de sus ojos le guían hacia no sabe dónde... pero confía en ellos...

jueves, 5 de abril de 2012

Te espero

Apacible, esperando tu llegada
como la brisa o como lluvia en nueva temporada.


Yo huelo, oh sí, yo siento tu llegada, el  perfume de tus cálidas manos.


Loca, pensando en ti como una loca,
más suspiro, profundo respiro.


Te sueño, acaso tan cerca como nunca lo has estado y 
te espero, claro, aunque no me gusta esperar...


Te espero, corro a ti, con miedo a no alcanzarte.
Más sé que vienes a mi.


Cuanto más me acerco, más me alejo... Pero estoy en el juego y los dados ruedan sobre la mesa.