sábado, 18 de agosto de 2012

En nombre de nuestra historia.

He observado varios momentos de ruptura en tan corta historia. Desaforados y violentos momentos de ruptura. Pobre, se cuidaba de todas partes pero sin embargo el aguijón estaba adentro: la moral que dirige la conducta. Si habrían considerado otras opciones quizás la historia se hubiera contado hoy de otra manera.

Desdichas, naturalmente lógicas y naturalmente objetivadas. Pero señora!!! A mi me enseñaron a dudar de todo!! A no creer ciegamente en nada!! Cómo hago con esto que usted me induce, que me trata de comprimir el pensamiento?

Insisto, si hubieran pensado de otra forma la historia no tendría este presente. Yo no quiero cambiarla ahora, pues no puedo retroceder el tiempo: entonces: sí quiero, verbigracia, no puedo. Pero no quiero escuchar más a los señores y no quiero seguir más al rebaño, me indigna su forma de someter y ser sometidos. Quiero pasar al otro lado, quiero vivir!!!

Cuando viva habré descubierto una forma radiante de pasar por esta tierra, sin pérdidas o al menos las menos posible. Yo no quiero ya sus consejos, quiero mi voz, solo ella. 

Aquellos que se decían sabios mostraron su verdadero Yo. Su verborrea quedó al descubierto cuando menos la pensaron. A todo esto., la historia sufrió miles de quiebres y eso es lo que más duele.

Hay quienes lo entienden y han despertado, pero hay quienes aún continúan a la manada.

Enseñan sobre el Amor, sin embargo lo someten a sus preceptos, le quitan alas, lo manipulan y hasta lo corrompen. Empero, el verdadero amor jamás se corrompe, jamás cambia, jamás se limita.

Señora ya ha hecho su parte: colocar cargas en los demás que usted misma no puede llevar. Déjeme a mi ahora cruzar la línea. Mi duda es mi única certeza. Ya no puedo cambiar la historia de lo que fue, es cierto, pero estoy construyendo el puente. Quiero pasar al otro lado.