lunes, 7 de julio de 2014

Escrito NN....

Aparece el día en que te encuentras desnuda, llena de miedos, como un árbol que fue asechado por el otoño y que ha quedado deshojado, desprovisto de aquello que lo hace fuerte, vivaz, alegre. Llega el día en que o te haces fuerte o pereces, te derrumbas, previamente claro,tiemblas, gritas, lloras y preguntas al aire: ¿por qué? 
Será que es posible morir con esa duda? ¡Que nadie ni una fuerza sobrenatural se digna en responderla o al menos en mostrar pistas para su resolución? Será que del otro lado (si acaso lo hay) también existirá esa pregunta? Que nadie me responda desde su humanidad pues pienso que ello sobrepasa toda racionalidad. 

Otra vez aquí, escribiendo lo mismo o quizás recordando lo mismo. Es que mi mente suele tener como extensión mi boca o mis manos. Soy buena recordando, vieran ustedes la claridad que tengo en ello, por supuesto en las cosas que me importan porque olvido con facilidad aquellas que no: números de teléfono, rostros de personas no significativas para mi, eventos que no quiero ir, diálogos estériles, etc etc... Quien es selectivo me entenderá.

Quisiera que estés ahí, en esa parte de mi memoria que fácilmente se borra, desaparece desapercibidamente como las nubes con el viento pero no: estás donde más fuerte, constantes e intensamente aparecen los recuerdos. Y a estas alturas de la vida, ya no se si ello es saludable o sólo un síntoma de mi deseo de tenerte (de poseerte quizás, aunque no como un objeto) en la libertad del verbo amar.

Ay! Cómo te extraño!

viernes, 13 de junio de 2014

Escapándome...

Quizás debería estar en otro lugar. Sí, ahora mismo. Quizás lejos, pero con estar en otro lugar sería suficiente.
Uno tiene eso en la vida: que se cree libre, sin ataduras, sin miedos mientras está preso de un sistema que le dice constantemente qué hacer  y cómo pensar y al cual tiene temor de fallar. 
Hoy podría haber sido un gran día, pero no, hoy es un día más, en el mismo lugar, haciendo lo mismo, con la misma gente y escuchando las mismas cosas que, a decir verdad, no tienen nada de interesante. Y pienso: ¿qué hago aquí? ¿cuándo tomaré el valor suficiente para decirles a todos que no quiero escuchar lo que dicen, sus cuentos convencionales que, antes que terminen, ya me se el final? Pobre de mi!!! 
Considero que la crisis de mis treinta (no la crisis del '30 que fue más que nada económica) significativamente espiritual tiene fuertemente su origen en mis círculos. Y eso!! Un círculo, un recorrido que forma una circunferencia siempre, que conduce al mismo lugar, que ya está trazado, que no se puede salir de el. Eso es el culpable que yo hoy me replantee la existencia, porque acaso ¿esto es todo?
Si esto fuera todo debiera poner más énfasis en seguir la manada, sus sonidos, sus "grandes ideas", pero ¿y si esto no lo fuera? debería escapar rápidamente, salirme de la línea, escuchar nuevos sonidos, ver otros colores, sentir otros sabores y conocer (más que nada!) otras personas.
Por eso estoy convencida, hoy más que nunca, que debería estar en otro lugar...



sábado, 17 de mayo de 2014

BRISA

Sábado, 21:50 hs. ¿Quién escribe un sábado a la noche? 

Hoy sentí de nuevo esa brisa que siento cada vez que revuelvo recuerdos: parece la misma de aquella ciudad  donde nos acariciaba cuando caminábamos tomados de la mano: tú, ahí siempre ahí al lado mio. Yo, ahí, callada, como admirando una obra de arte.  Pero no lo es. Heráclito dijo que no nos bañamos en el mismo río dos veces, porque aunque algunas cosas parecen estar siempre igual, nunca lo están, nunca lo son, siempre se mueven. Todo cambia.
Sin embargo, cada vez que esa brisa me roza, siento el movimiento de las hojas de árboles, los olores (no se a qué, a tanto supongo), los ruidos de automóviles, de voces lejanas, de algún perro que ladra y hasta cierro los ojos e imagino las anchas calles con sus vidrieras iluminadas y tanta gente atrapada y distraída por ellas, como si el mundo fuera solo eso: comer, comprar, reír a carcajadas... Como nosotros, que no sabíamos nada.

Digo que voy a escribir y siempre me encuentro recordando aquel tiempo, como si hubiese sido el único. Y sí, fuiste  único.

Hoy como tantas otras veces me pregunté por tanta gente que conocí. Cuánta gente perdí! ¿Qué estarán haciendo ahora? ¿Pensarán en mi como yo en ellos? Y cuánta gente aún por encontrar, conocer, odiar y volver a perder. Cuántos lugares, cuántos olores, sabores, libros... Esa esperanza de recorrer algunas aristas del mundo  como si con eso bastase para llenarme el alma y vivir y morir sabiendo que no lo hice solo por mi. Cuántas historias en el mundo y yo acá escribiendo parte de la mía. Y uno escribe muchas veces lo que no puede, no se anima o no sabe decir en palabras orales, lo que no le sale por la boca. Y lo que a nadie le importa. Eso también se escribe. 
Y es así:  no estoy en el lugar correcto o con la gente correcta. 

Quisiera hacer lo que hizo Julia Roberts en "Comer, rezar, amar". Sé que lo haré porque encontrar un lugar en el mundo es encontrarse a uno mismo primero.