sábado, 17 de mayo de 2014

BRISA

Sábado, 21:50 hs. ¿Quién escribe un sábado a la noche? 

Hoy sentí de nuevo esa brisa que siento cada vez que revuelvo recuerdos: parece la misma de aquella ciudad  donde nos acariciaba cuando caminábamos tomados de la mano: tú, ahí siempre ahí al lado mio. Yo, ahí, callada, como admirando una obra de arte.  Pero no lo es. Heráclito dijo que no nos bañamos en el mismo río dos veces, porque aunque algunas cosas parecen estar siempre igual, nunca lo están, nunca lo son, siempre se mueven. Todo cambia.
Sin embargo, cada vez que esa brisa me roza, siento el movimiento de las hojas de árboles, los olores (no se a qué, a tanto supongo), los ruidos de automóviles, de voces lejanas, de algún perro que ladra y hasta cierro los ojos e imagino las anchas calles con sus vidrieras iluminadas y tanta gente atrapada y distraída por ellas, como si el mundo fuera solo eso: comer, comprar, reír a carcajadas... Como nosotros, que no sabíamos nada.

Digo que voy a escribir y siempre me encuentro recordando aquel tiempo, como si hubiese sido el único. Y sí, fuiste  único.

Hoy como tantas otras veces me pregunté por tanta gente que conocí. Cuánta gente perdí! ¿Qué estarán haciendo ahora? ¿Pensarán en mi como yo en ellos? Y cuánta gente aún por encontrar, conocer, odiar y volver a perder. Cuántos lugares, cuántos olores, sabores, libros... Esa esperanza de recorrer algunas aristas del mundo  como si con eso bastase para llenarme el alma y vivir y morir sabiendo que no lo hice solo por mi. Cuántas historias en el mundo y yo acá escribiendo parte de la mía. Y uno escribe muchas veces lo que no puede, no se anima o no sabe decir en palabras orales, lo que no le sale por la boca. Y lo que a nadie le importa. Eso también se escribe. 
Y es así:  no estoy en el lugar correcto o con la gente correcta. 

Quisiera hacer lo que hizo Julia Roberts en "Comer, rezar, amar". Sé que lo haré porque encontrar un lugar en el mundo es encontrarse a uno mismo primero. 



1 comentario: